Recursos: El Árbol – Crecimiento y reproducción

¿Cómo crecen los árboles?

Los árboles comienzan su vida a partir de una semilla en la tierra. Durante los primeros días, conocidos como periodo de germinación, la semilla usa la energía que guarda en su interior para activar el crecimiento de sus primeras raíces, tallo y hojas, etapa en que se le denomina “plántula”. A partir de entonces, la raíz comienza a absorber agua y nutrientes de la tierra y las hojas a capturar energía solar para producir su alimento a través de la fotosíntesis. Posteriormente pasan a la etapa de establecimiento, en la cual sus células crecen y se multiplican rápidamente para desarrollarse y alcanzar su forma adulta.

El tamaño de los árboles varía según la especie, la edad, las condiciones del suelo y el clima en que crece. Los más pequeños suelen llegar a medir poco más de 4,5 m de alto. En cambio, los más grandes pueden superar los 100 m de altura, alcanzar un diámetro de 6 m en el tronco y llegar a vivir cientos o miles de años, como es el caso de la araucaria y el alerce en Chile.

¿De qué manera los árboles alcanzan su altura?

A diferencia de lo que podrías pensar, los árboles no crecen desde el tronco. Si insertas una estaca en el tronco de un árbol, verás que esta no sube con el paso del tiempo, sino que permanece a la misma altura donde la clavaste.

Para crecer en altura, el árbol produce nuevas células en unos tejidos especiales llamados meristemas, que se encuentran en las puntas del tronco principal y en cada rama. Con el tiempo, estás células generan nuevas hojas y ramas que permiten al árbol alcanzar mayor altura y expandirse hacia los lados también.

Por otra parte, el diámetro o ancho de un tronco aumenta cada año según las condiciones climáticas del área donde se encuentra y su capacidad de alimentación. En los periodos cálidos y lluviosos de la primavera, las células del tronco crecen grandes y con paredes delgadas, lo que hace que la madera sea menos densa. A su vez, en verano con más calor, pero menos lluvias, las células crecen pequeñas y con paredes gruesas, lo que produce madera más densa.

Esta diferencia es lo que vemos en los distintos colores que forman los anillos en los troncos. Como este proceso se repite cada año, podemos calcular a grandes rasgos la edad del árbol si contamos cada anillo desde adentro hacia afuera: entre una zona oscura y otra zona similar habrá pasado aproximadamente un año. Es por ello que las rodelas de un tronco —cortes transversales de 2,5 cm a un tronco a distintas alturas— son una verdadera línea de tiempo de la vida del árbol, que permite además conocer las condiciones climáticas del lugar donde se encontraba.

¿Cómo se reproducen los árboles?

Además de su crecimiento general, varios tipos de árboles adultos siguen un ciclo anual conocido como periodo vegetativo, que está fuertemente relacionado con las estaciones del año y es vital para su reproducción. Un árbol maduro comienza su ciclo anual produciendo flores o conos, a partir de yemas en su copa que posteriormente producirán el polen para la polinización. Ya sea por la acción del viento o con la ayuda de insectos y aves, los árboles de una misma especie comparten su polen y fertilizan las flores o conos con el fin de formar la semilla.

La flor se transforma entonces en un fruto que contiene y protege a la semilla. Cuando la fruta madura cae al suelo o es transportada por el aire si es lo suficientemente liviana, necesita encontrar un terreno fértil para germinar y convertirse en un nuevo árbol.

Las semillas son las estructuras que permiten la reproducción, porque en su interior guardan el embrión de cada planta. Su objetivo es proteger al embrión, en la etapa inicial del crecimiento de una nueva planta. Así, cuando la semilla encuentra las condiciones necesarias para germinar, es decir, agua, temperatura adecuada y nutrientes, se gatilla el desarrollo del embrión que formará una nueva plántula.

Existen varios tipos de semillas que varían en forma y tamaño. Algunas son más pequeñas, para ser transportadas por animales o el viento, en tanto que otras son grandes y duras, para proteger al embrión en su interior.

Una variedad particular de especies, llamadas coníferas, no desarrollan frutos para la reproducción sino estructuras llamadas conos, que crecen en primavera y protegen a las semillas del viento, la lluvia y el frío, en espera de la primavera cuando están listas para liberarse en el aire y germinar bajo las condiciones adecuadas.